La ciudad capital se encuentra al borde del caos. Cada año, sus calles se vuelven menos transitables por la cantidad de automóviles que circulan diariamente por las mismas. Un ambiente de extrema desesperación inunda las principales y las tan circuladas vías de nuestro territorio, provocado por el gran estrés que implica estar tras el volante.
Hace años atrás, los descomunales tranques se daban, exclusivamente, en las famosas “horas pico”, que representan los momentos en los que los cientos de panameños se dirigen a sus labores, en los que salen a almorzar, y, finalmente, cuando culminan sus labores y se marchan a sus respectivos hogares. En la actualidad, ocurren en cualquier momento.
Una gran cantidad de conductores atribuyen esta situación al manejo desordenado de los buses de transporte público; sin embargo, en tiempos en los que éstos últimos dejaron de prestar el servicio, los tranques se hicieron presentes. Otros, afirman que la existencia de los semáforos aporta al surgimiento de los congestionamientos vehiculares. En fin, existen numerosas hipótesis que tratan de hallar una explicación a los tan constantes tranques. Sólo hay una explicación lógica para esta situación: La cantidad de automóviles que circulan en nuestras calles.
Según datos de
Existe, además, otro factor muy importante que promueve el aumento de autos particulares en las vías: Nuestro deplorable sistema de transporte público y el selectivo que no se queda atrás. Los usuarios que los utilizan diariamente se convencen más, cada día, de su necesidad de adquirir un auto para poder trasladarse a sus destinos. La verdad, no los culpo. De ésta manera, se introducen automóviles innecesariamente.
No podemos dejar atrás, la enorme influencia de los medios de comunicación, que se encargan de imponer la estúpida idea de la prioridad de tener un automóvil. Los habitantes crecen con dicho pensamiento y se esmeran en conseguir uno, aunque eso signifique endeudarse.
Una solución para este flagelo, que amenaza con colapsar nuestras calles, se ubica en el mejoramiento del sistema de transporte público, pero dicha acción requiere de un análisis exhaustivo (No basta con comprar buses más bonitos y de mayores dimensiones). El objetivo primordial de este novedoso sistema es reducir considerablemente el número de automóviles particulares que circulan por las vías panameñas. Enfocado a este designio, el sistema debe satisfacer todas las necesidades de los usuarios que lo utilicen. Debe brindar comodidad, seguridad y un servicio de calidad. Si se logra, habrá más ciudadanos que utilicen este sistema, incluso más que los que lo utilizan actualmente.
La construcción de nuevas carreteras es un hecho que, a la vez, es necesario para mitigar el problema del sobrecargado tránsito vehicular.
Tristemente, los intereses personales hacen difícil la elección de un adecuado sistema de transporte. Ya no se toma en cuenta la opinión de los usuarios, quienes son los que se afectan directamente. Si el sistema de transporte elegido no es el apropiado, sólo logrará controlar la situación a muy corto plazo y colapsará, regresando al mismo punto donde nos encontramos en estos momentos.